jueves, 28 de marzo de 2019

Whitedog reencarnación de Pablo Morillo: Indulto o Amnistía


Aún cuando algunos se molestan porque escribo sobre historia, no es menos cierto que el propio Comandante Hugo Chávez abrió, para todos los venezolanos, los archivos de nuestra Independencia que la Cuarta República escondió. Para ellos, el Libertador Simón Bolívar solo tenía vigencia el 24 de julio y el 17 de diciembre, con el fin de comprobar que estaba muerto. Definitivamente  esos políticos, devenidos en dinosaurios, no les interesan que escribamos sobre el Congreso de Angostura o cualquier otro tema bolivariano. Para mí quien reclame no colocar en su grupo esos taquitos de historia, porque para ellos hay cuestiones más importantes, no es revolucionario ni bolivariano, son simples mortales con una camisa y una gorra roja. Pero ese no es el tema. Como periodista, durante nuestra formación académica universitaria, vimos una materia llamada sociología de la comunicación, elemento fundamental para entender la historia, con el fin de analizar el pasado, el presente y el futuro, llamado también PPF.
En estos tiempos, cuando los parlamentarios de la Asamblea Nacional en desacato, aprobó una Ley de Transición, donde se prevé amnistía para todos los civiles, militares y demás funcionarios que contribuyan a la defensa de la Constitución como deber establecido en los artículos 333 y 350 de la Constitución de la República bolivariana de Venezuela para desconocer a Nicolás Maduro como presidente de la República no es nada nuevo. Veamos.
El 21 de septiembre de 1817, el llamado Pacificador Pablo Morillo, jefe supremo del ejército realista e invasor, enviado por el imperialista Fernando VII, para someter al Libertador Simón Bolívar, publicó un edicto enmarcado en una Ley de Amnistía e Indultos para los integrantes del ejército patriota, con el otorgamiento de recompensas, todo el fin de desconocer al “usurpador” Simón Bolívar, responsable de los males que la guerra civil ocasionaba en este desgraciado país. Palabras más, palabras menos, observamos que no cambia en nada la propuesta de Juan Guaidó, quien sometido a los designios de Washington, ha buscado quebrar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Es decir someter a los componentes de la revolución en una suerte de “vendepatria”. Cuestión que ni siquiera le dio resultado, cuando pretendieron ingresar la “ayuda humanitaria” por la frontera con Colombia. Es decir la Ley de Transición, enmarcado en una Amnistía General es una copia de ese edicto de Pablo Morillo,
En ese caso, enmarcado en la historia republicana, el Mariscal Pablo Morillo en su proclama instaba a los venezolanos a deponer las armas, abrazar el indulto y volver a sus casas, poniendo como ejemplo a Nueva España. Si colocamos esta propuesta en boca de Donald Trump, Mike Pence, John Bolton, Mike Pence o Elliott Abrams demuestra que el nuevo imperio busca sustituir al Reino Español que apenas sobrevive con un Rey, llamado Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia y que rocambolescamente se le conoce como Felipe VI, quizás primo hermano de Felipe II, aquel llamaban como el mejor brandy del mundo, por sus borracheras. Este último ha declarado, hoy 28 de marzo, que Estados Unidos solicitó a la Unión Europea y a una serie de países que incrementen la presión contra el Gobierno de Venezuela y aplique más sanciones a la administración del presidente Nicolás Maduro. Es decir Abrams es el Pacificador del siglo XXI, en su actuación grosera, una vez más, admite que son ellos, quienes deben quebrar al gobierno bolivariano revolucionario y colocar un títere, para saquear nuestras riquezas y convertirnos en una nueva colonia, como lo hacen con los países del medio oriente, llegando al colmo que Donald Trump firma una resolución que legitima los altos del Golán, como territorio de Israel, en desconocimiento del Derecho Internacional.
Si l@s venezolan@s permitimos que se concrete esa avasallante acción del Imperio gringo, daríamos a Trump la posibilidad de dictar resoluciones que le otorgue a Colombia el territorio del Zulia, o a Guyana toda la costa del Orinoco y sus riquezas o a Brasil integrando a ese país el territorio fronterizo con Roraima.






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