domingo, 7 de abril de 2019

Casa Fuerte una visión de no rendirse jamás ante un Imperio


Hace 202 años Barcelona vivió una tragedia que puso en vilo su permanencia como provincia de Venezuela. El lunes 7 de abril de 1817, a las dos de la tarde, las tropas del coronel Juan Aldama, comandante general de la primera división del ejército realista, con operaciones en la provincia de Barcelona, comienza un feroz ataque contra la fachada de la Casa Fuerte. 12 artilleros, sin escrúpulo alguno, tienen la misión de hacer sucumbir a más de 1500 vecinos de la ciudad, entre ellos 50 enfermos recluidos  en el hospital, bajo el cuidado de las mujeres que abrazaron la lucha por la independencia.
El ejército de Aldama estaba conformado por una columna de cazadores, el batallón Barbastro, la artillería, el regimiento Unión, y  el regimiento del Rey. En el interior de la Casa Fuerte, solo estaba el batallón Barcelona, el cual había quedado al mando del General Pedro María Freites Gobernador militar de la ciudad. Fue célebre su grito cuando defendía el recinto Franciscano: “Viva el Libertador Simón Bolívar…Viva el batallón Barcelona, fuego muchachos...Morid o Venced” en momentos cuando se lleva a cabo la masacre.
Tanto Freites como Eulalia Ramos Sánchez de Chamberlain se convierten en los personajes más resaltantes de esa hecatombe. Freites su gloria se siembra para siempre en el corazón de los barceloneses, no solo como uno de los vencedores de la batalla de El Juncal, sino como un barcelonés que defiende con dedicación la vida de los vecinos de su lar nativo. Hecho preso, fue fusilado en la plaza Mayor de Caracas el 17 de abril, junto con Francisco Esteban Ribas, Gobernador Civil, por órdenes del Capitán General Salvador Moxó. Mientras Eulalia, conocida como Buróz ofrendó su integridad como mujer y esposa del heroico Coronel William Chamberlain. Ella murió por defender su honor que se trató de mancillar por las hordas de Aldama. Fue descuartizada luego de ser amarrada a la cola de un caballo.
Ya despuntada la tarde, cuando el sol comienza a declinar, la barbarie del Imperio Español, personificado en Aldama daba cuenta de lo incautado en el convento de San Francisco, conformada por 22 piezas de artillería de diferentes calibres, con 9 cureñas, 918 fusiles, 487 bayonetas, 207 cañones sueltos, y una gran porción de municiones y otros efectos que se hallaban en la Casa Fuerte.
Aldama, al retirarse de Barcelona, ordenó derribar las murallas del convento de San Francisco a cañonazos. Llegó a decir  “hay que reducir todo a escombros para que no quede ni el recuerdo”. Sin embargo, nada ni nadie logró borrar ese recuerdo, aún las calles de nuestra ciudad capital se sienten las almas de hombres y mujeres que dieron su vida, exigiéndonos que jamás debemos doblegarnos ante ningún Imperio.

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