jueves, 8 de marzo de 2018

Todos somos harina Pan


Ahora resulta, según la publicidad que transmiten las canales por suscripción o las cableras como las llamamos comúnmente, es que cada venezolano le debe a empresas Polar haber nacido en este país. Sí el comercial de Harina Pan que nos calamos entre programa y programa, nos machaca a cada instante que nuestros hijos al nacer traen bajo el “sobaco” un paquete de harina, como émulo de aquel personaje adeco, conocido como Juan Bimba, que tenía en el bolsillo un bollo de pan, como agradecimiento a los gobiernos adecos de reconocernos como pobres.
Ese marketing que nos ha venido aplicando, durante muchos años, la familia Mendoza, es con el fin de hacerle creer a cada venezolano que en cada familia hay un Mendoza, porque acostumbraron a nuestras comunidades que el oso de cerveza Polar es como la mascota que no debe faltar en casa. Más aún, la publicidad de harina Pan nos hace creer que nuestros niños en lugar de decir, como primera palabra, “mamá” el primer sonido vocal es Pan. O aquello de la bendición ampán.
Esto forma parte de ese ejercicio comunicacional desarrollado por los especialistas en sicología del mensaje de Empresas Polar, en sus laboratorios, con el fin de que cada venezolano tenga como identidad a una empresa que jamás ha producido nada, sino que importa todo lo que se consume en los hogares venezolanos. Es hacerle creer al país que de ellos depende nuestra economía. Y sin ellos no valemos nada. Y es que lo escuchamos en el transporte público, en las esquinas: Si Lorenzo Mendoza fuera el presidente esto no estaría pasando.
Por ello, es necesario reconocer que el Oso Blanco Mayor es el gran general en jefe de la guerra económica que hoy diezma a nuestra población. Sino recordemos aquella conversación en 2016, entre Lorenzo Mendoza y Ricardo Haussman, donde se jactaban de decir que ellos eran capaces de generar un empréstito con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para solventar nuestra economía. Como no pudieron vender esa propuesta, declararon el estado de sitio para someter por el estómago a los venezolanos.
Pero, no solo la harina Pan es un símbolo de la guerra económica, sino que por si misma es el centro de la especulación apoyada por los sectores “productivos” del país. Uno de esos sectores es Fedecámaras, que en palabras de su presidente Carlos Larrazábal, la guerra económica es una invención de la revolución y, por lo tanto, hay que cambiar el modelo político, apoyado por la rectora de la Universidad Central de Venezuela, Cecilia García Arocha, con un discurso de democracia plena, cuando ni ella misma ha convocado a elecciones desde hace más de 20 años, para ser sustituida como máxima figura rectoral de la UCV.
Por cierto, ese mismo presidente de Fedecámaras ha dicho en Globovisión, artillería comunicacional de la guerra económica, que la hiperinflación que vive Venezuela es a consecuencia de los aumentos del salario generado por el gobierno nacional. Y Hay muchos que se lo creen.
Por ello, y ante esa campaña de harina Pan de que cada venezolano nace con un paquete amarillo debajo del brazo, te obliga a registrar la partida de nacimiento de tu hijo como parte de los activos de Empresas Polar. Y cada uno de ellos es un Lorencito. Es Daniel Lorenzo, Miguel Lorenzo, Antonia Lorenza, como parte de la esclavitud comunicacional que nos impone quien controla todos los productos de la cesta básica, desde mantequilla hasta el jabón azul.

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