sábado, 29 de septiembre de 2018

Nicolás volvió, volvió


Esperamos que Nicolás regresara a Venezuela, para escribir esta corta crónica. Por qué. Sencillamente, el aterrizaje del avión presidencial en Maiquetía se convirtió en el cierre de uno de las etapas históricas más resaltante del presidente obrero. Su participación en la 73º asamblea general de Naciones Unidas corroboró que es reconocido como el Jefe de Estado de la República Bolivariana de Venezuela y derrumba la campaña apátrida ejercida por quienes están pidiendo una intervención militar en nuestro país. Al conocerse su viaje a Nueva York, se activó la estertórea acción de quienes se hacen llamar “exiliados del régimen” Ese día, Tiwtterlandia, como lo califica Ernesto Emilio, comenzó con la campaña de que a Nicolás le pondría los ganchos al llegar JFK Airport, tal como declaró Diego Arria y le dieron RT todos los esquizofrénicos y piscóticos seguidores de estos personajillos que viven de la fantasía tecnológica de las RRSS. Antonio Ledezma comenzó a supurar por las comisuras de los labios: A ese dictador no lo recibirán en la ONU. Pero, resulta que al Vampiro lo mantuvieron detrás de una cerca de seguridad, cuando llamaba a Nikki Haley para entrar al edificio de las Naciones Unidas y sentarse en la bancada de los Estados Unidos. Sin embargo, el hijo de Chávez llegó a la sede de la ONU en Turtle Bay, entre First Avenue  y la calle 42 de Manhattan. Pero, lo peor ocurrió con la medio luto Luisa Ortega Díaz, quien increpó al gobierno de Estados Unidos para que aprehendiera a Nicolás Maduro. “Donald Trump va a reconocer la sentencia del honorable TSJ legítimo y pondrá preso al usurpador”, exclamó Luisa Marvelia. Ni lo uno ni lo otro. Nicolás fue presentado como lo que es. Presidente de la República, Jefe de Estado y Jefe de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. En términos diplomáticos, fue llamado al pódium de oradores: Has the right to speak Mr. Nicolas Maduro, honorable president of the Bolivarian Republic of Venezuela. (Tiene el derecho de palabra el señor Nicolas Maduro, honorable presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela).
En la propia tribuna de oradores, Nicolás Maduro dijo: “Ayer en este mismo lugar el presidente de EE.UU. arremetió una vez más contra el noble pueblo de Venezuela enarbolando la doctrina que hace 200 años fundó el imperio de los Estados Unidos y determinó lo que iba a constituir luego su papel intervencionista”. Esta fue la respuesta valiente y decidida de un mandatario cargado de dignidad. Fue el espíritu de Bolívar que guió al presidente de esta república mestiza e indígena, al recordarle las palabras del Padre de la Patria cuando le escribió al coronel Patricio Campbell en carta el 5 de agosto de 1829: "Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad". En consecuencia le recalcó al zanahórico presidente gringo: Estados Unidos niega el derecho que nos hemos ganado de gobernar como sea necesario. Y es el término reafirmante de quienes empuñamos nuestro gentilicio, para defender esta revolución. Venezuela es una nación soberana, basado en la autodeterminación de un pueblo que le grita a los pitti yanquis, como María Chorina Machado, Leopoldo López, Julio, Borges, David Smolansky. A los otros ni mencionamos porque son los mayordomos de una generación apolítica que no han podido ganar elecciones, pero quieren el poder con el apoyo del Narcoestado colombiano, los herederos de Pinochet, Stroessner, Fujimori, Videla, para implementar las políticas del Fondo Monetario Internacional, tal como lo han hecho Mauricio Macri y Temer en Argentina y Brasil. Nicolás les enseñó una gran lección: Somos Venezuela y no pasarán.
William Gómez García, periodista del estado Anzoátegui  


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