viernes, 14 de septiembre de 2018

Carta pública de la dignidad sindical a una carta pública del sindicalerismo


Por: RDNB/AM
Este jueves 12 envié dos imágenes de una carta pública que una miembro directiva nacional de la FESLEV-CLEV (Federación de Sindicatos de Licenciados de Educación de Venezuela- Colegio de Licenciados en Educación de Venezuela), dirige al ministro del MPPE Prof. Aristóbulo Istúriz, para su lector y consideración.
Hoy este gremio empandilla´o con sus pares arman una coalición invitados por FEDENAGA (Federación Nacional de Ganaderos) para prender la mecha que tumbe a Maduro.
FEDENAGA llama a su pretensión golpista "la guerra de la carne" y dice que ella es la pólvora y los maestros los fusiles. En cuanto a los gremios magisteriales que nos llaman a paro es bueno preguntarse lo siguiente:
¿No son los mismos que según los educadores vendieron las cláusulas de la II CONVENCIÓN COLECTIVA ÚNICA Y UNITARIA DE LOS TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN?
¿No son ellos los mismos que fueron tildados de traidores?
¿Desde cuándo, entonces, andamos de la mano con traidores?
Es bueno hacer opinión de lo leído, por eso adelantamos esta argumentación que una terna de colegas discutimos brevemente y también a modo de CARTA PÚBLICA la dejamos para su consideración.
HE AQUÍ NUESTRA OPINIÓN.
Las luchas sindicales y magisteriales datan de las postrimerías del siglo XIX. Entendemos también que después de la Guerra Federal, la educación tomó, además, de un rumbo más institucional lo hizo al mismo tiempo más formal y organizado.
El gobierno de Guzmán Blanco desarrolla en ese entonces una significativa reforma educativa sobre la que monta la orientación del país, utilizando como herramientas la instrucción y todos los aspectos del sector educativo.
Es cierto que Guzmán Blanco adoptó el positivismo, pero el decreto de 1870 que promovía la educación pública y un SISTEMA educativo gratuito y obligatorio fue para el momento un hecho de indiscutible profundidad.
Todo lo que posteriormente se desarrolló tiene fundamento en el empuje que dio a la educación el gobierno de Guzmán Blanco.
Y fue tan notable el acento Guzmancista en la educación,  que un gran número de escuelas que en su período se crearon, en contraste fueron pereciendo después de gobierno.
Allí en ese contexto entra la Sociedad de Amigos del saber, que no pudo influir en su recuperación pues aunque mostraba gran preocupación por la ruindad en que iba cayendo la educación, esta Sociedad de Amigos del Saber tenía un carácter más investigativo y académico que político.
Sin embargo, y sin entrar a citar otros decretos o proyectos que tenían que ver con la educación primaria y superior, si podemos ubicar en 1894 la organización del "Gremio de Intitutores".
Este gremio vendría a estrechar relaciones y a organizar a los docentes, lucharía también por detener el desmejoramiento de la educación y la instrucción, por el reconocimiento de los méritos docentes, por bibliotecas, etc, etc, etc.
Por tanto la Sociedad  venezolana de Maestros de Instrucción Primaria que se constituye en 1932, y de la cual su primer presidente fue el maestro Prieto Figueroa, no es como nos lo vendió la historiografía de la 4ta República, el primer órgano gremial venezolano. Por aparecer más tarde no pierde significación, eso lo aclaramos. Pero no es la semilla de las luchas gremiales.
El Gremio de Institutores creado en 1894, fue y debe ser considerado, eso si, el antecesor y primer movimiento gremial del magisterio. Y nosotros, reconocer a los doctores Rafael Ugueto, Prudencio Diez, Napoleón Lander, entre otros; asi como a los bachilleres Pedro Ruíz, Gaspar González y Tomás Mármol, como algunos de los que contribuyeron con esta génesis. 
Posteriormente y a pesar de la falta de estímulo siguieron adelante y celebraron con éxito en 1985 el Primer Congreso Pedagógico Venezolano, como terreno de propuestas y debates que buscaba esclarecer y reorientar la educación.
Todo estas precisiones para insertar las contrastables declaraciones de la miembro directiva de FESLEV-CLEV, que reclama con razón matemática, pero sin moral histórica-gremial unas  reivindicaciones que, (según ella) sume en la precariedad al docente venezolano, cuando justamente con herramientas matemáticas puede demostrársele en la realidad el poder adquisitivo del nuevo salario docente.
Quienes ayer por razones política-partidistas, callaron ante la asfixiante posición de gobiernos pretéritos que ahogaron por largos períodos la educación y marchitaron el florecimiento de generaciones y generaciones de maestros que hubiesen encumbrado a otros niveles el desarrollo nacional, no tienen una bandera limpia y flamante que exhibir ante los educadores.
Aquellos gremios que ayer escamotearon los anhelos sentidos del pueblo magisterial, no deben mostrar memoria tan corta como para no reconocer en esta Revolución, el mayor número de preocupaciones atendidas en nuestro gremio.
No puede, la FESLEV-CLEV, a través de esta licenciada, a punta de pura retórica sindicalera descalificar un SISTEMA naciente, precisamente en momentos de delicada situación política de nuestra nación, no se podía esperar más.
Cuando tenía que dar paso a un discurso de actualidad da por terminado el panfleto, ya que es claro y no hay duda de ello que necesitamos un nuevo tabulador salarial en el marco de la reconversión monetaria,  respetando nuestros logros reivindicativos alcanzados con nuestras luchas, respetando nuestra contratación en términos de lo acordado en el ámbito salarial económico y social y en lo pedagógico ya que no se puede por mucho bolívar anclado al Petro involucionar en lo que se ha ganado con tanto sudor y sangre magisterial.
Eso seria negar el carácter revolucionario, aún con marcado reivindicativismo, debemos reconocerlo, de lo que hemos fraguado en extenuantes luchas sindicales y en si misma estas como mecanismos para avivar la llama del trabajo liberador que se enfrenta a la explotación del patrono.
Negar todo esto es como negar nuestra condición docente contestataria y nuestra memoria histórica sindical que se enfrentó a federaciones vendidas, a un gobierno-patrón de espaldas a la educación y a su magisterio.
Por ello, licenciada, no nos confunde su escrito aparentemente inofensivo y barnizado de aglutinadores pareceres magisteriales, ese entusiasmo contrarrevolucionario que trasciende, que aflora del escrito, es prueba, una vez más, que el mundo sindical Cuartorrepublicano, que persiste hasta hoy, no se ha quitado la máscara de la hipocresía y del engaño. Más de lo mismo.

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