miércoles, 23 de mayo de 2018

Vuelve la Asamblea Nacional con sus poderes supraconstitucionales


Quién entiende a esta Asamblea Nacional.  En enero de 2017 aprobó abandono del cargo del presidente Nicolás Maduro. Luego, el 12 de abril de este año, 2018, el TSJ que sesiona en cualquier parte del mundo, anunció antejuicio de méritos contra el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.
Pero, ahora se les fueron los tapones, con una parodia que raya en el irrespeto y desconocimiento de una población que le dijo si a Nicolás, el pasado domingo 20 de mayo. Con un  Palacio Federal Legislativo convertido en la carpa de aquel  famoso Circo Razzore, estos diputados  llaman farsa a un proceso, donde 6 millones y medio de venezolanos y venezolanas votamos por el candidato de la Patria, Nicolás Maduro.
Si este parlamento hubiese actuado de esa manera contra Rómulo Betancourt, como éste lo hizo en 1961 arbitrariamente, a esta hora estos diputados estarían con la inmunidad parlamentaria allanada y trasladados a los tribunales militares. Pero, la visión democrática participativa y protagónica del proceso revolucionario, es, precisamente, respetar la disidencia política. Y por ello es que Henry Ramos Allup, cual payaso Chaparrín y como guapetón de barrio y cabillero del extinto Congreso Nacional, llama a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para que cumpla con la Constitución y le devuelvan la soberanía al pueblo. Cuál soberanía, la que ellos negociaron por más de 40 años con los gobiernos gringos. Cuál pueblo, el que utilizaron bajo la visión de una Constitución representativa y negociaban los votos para perpetuarse en el Poder. Ramos Allup es el menos indicado para hacer esos llamados.
Hoy esa Fuerza Armada Nacional Bolivariana ya no es Italo del Valle Alliegro, el ministro de la Defensa cuando el Caracazo, no es Oswaldo Suju Raffo, autor de la masacre de El Amparo. No es Vicente Luis Narváez Chourión, ministro de la Defensa cuando la masacre de Cantaura. No, ahora es una Fuerza Armada Pueblo, abrazada a un país creyente de los valores de Bolívar y Chávez.
 Otro de los elementos de Ramos Allup es que no hay precedentes sobre el supuesto triunfo de Nicolás Maduro. Quienes conocemos la historia electoral de este país, en el pasado, cuando se usaban tarjetas, una grande para presidente y otra pequeña para Congreso, Asambleas Legislativas y Concejos Municipales, el elector estaba obligado entregar en las casas de Acción Democrática el resto de las tarjetas. Caso contrario, si era funcionario público era destituido. Rómulo Betancourt ganó en 1958 con un 34,61. Rafael Caldera obtuvo en 1968, 29,13% y en 1993, con el 30,46%. Me dirán, pero eran menos electores, desde el punto de vista absoluto si, pero porcentualmente no cambian las estadísticas.
Otro de los argumentos de lo que se llama Frente Amplio Libre de Venezuela y su mamá, la MUD es que no se cumplieron con los estándares internacionales mínimos para las elecciones. Será que esos estándares son los mismos cuando Donald Trump, fue electo en segundo grado, donde obtuvo 27,3 %, o Mauricio Macri, en Argentina, quien ganó con el 26,8%; Juan Manuel Santos de Colombia con 23,7%;  Sebastián Piñera con el 26,5% en Chile. O Mariano Rajoy con un 22% en España. Ese argumento dado por la oposición trata de reivindicar a los gobiernos de derecha, sin mencionar a Michel Temer electo con el 0%. Si se establece, ciertamente, esos estándares internacionales, Nicolás Maduro ganó con el 67,84% del total de votos válidos.
En todo caso esa deslegitimación que arma, una vez más, la Asamblea Nacional contra las elecciones del 20 de mayo, haciendo un llamado para que el “pueblo” desconozca el triunfo de Nicolás Maduro. Es un paso más para seguir construyendo un golpe parlamentario. Esa Asamblea Nacional pretende asumir la representación de un país que, constitucionalmente, está conformado por cinco Poderes Públicos, Ejecutivo, Judicial, Electoral y Moral o Republicano, lo que demuestra que sigue en desacato por pretender asumir una condición Supraconstitucional. Y no menciono a Henri Falcón, porque definitivamente quedó como aquel bolero  Caminemos del trío Los Panchos: Esta es la ruta que estaba marcada que se perdió en la nada, Eso es Falcón, la nada, como diría Hugo Chávez

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