lunes, 19 de julio de 2010

La godarria de la Academia Nacional de la Historia

Es evidente que la Academia Nacional de la Historia cambió totalmente sus objetivos, los cuales no se parecen en nada cuando fue decretada por el presidente de la República, Juan Pablo Rojas, el 28 de octubre de 1888.
Como institución cultural, responsable de investigar la memoria histórica del país, la Academia Nacional de la Historia se ha convertido en un eslabón más de las organizaciones políticas de oposición que contravienen el proceso de cambios que vive Venezuela.
Con un presidente que tiene una elección secular. Elías Pino Iturrieta asumió como tal desde 1996. Su posición tiene como fin una constante contradicción al proceso histórico que está en desarrollo en nuestro país.
Para la Academia Nacional de la Historia, el criterio investigativo de los acontecimientos que se desarrollaron durante los siglos 18 y 19, son auténticos si están certificados por los patriarcas formados en nuestras universidades. Más no le dan valor, si ese proceso cultural proviene de otros métodos de investigación. El comportamiento del hombre es una cadena que nace de la transmisión oral de los hechos y acontecimientos en los cuales ha sido protagonista.
Hoy la Academia Nacional de la Historia entra en contradicción, nuevamente, cuando el pasado viernes 16 de julio, en horas de la madrugada fueron exhumados los restos del Padre Libertador Simón Bolívar. Para el presidente de la Academia Nacional de la Historia, Elías Pino Iturrieta, no existe un mínimo fundamento científico que justifique este espectáculo nocturno.
Incluso, el maracucho con nombre colombiano, ha hecho honor a su condición de oligarca al calificar esta reivindicación patriótica, como una situación insensata con el fin de avalar la hipótesis del asesinato de Bolívar.
Será que acaso Pino Iturrieta teme que la godarria Santanderiana quede al descubierto, 170 años después.

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