Definitivamente las cartas están echadas, con miras al proceso electoral del 26 de septiembre, con la selección de los ocho diputados que representarán al estado Anzoátegui en la Asamblea Nacional. En el caso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), es notorio que la consulta popular realizada el domingo 2 de mayo avizora un triunfo contundente en las circunscripciones y en el voto lista correspondiente a esta entidad.
Con una base dura, donde participaron los militantes del PSUV, cuya data es de 391 mil inscritos, y con una media actuante de 152 mil, es evidente que la campaña electoral para las deliberantes del 26 de septiembre, lleva la ventaja de consolidarse como primera fuerza política en el estado Anzoátegui.
Tomando como proyección los resultados del 23 de noviembre de 2008, donde resultaron electos gobernador y alcaldes, en todas las circunscripciones, el PSUV duplica a la oposición. De acuerdo al análisis comunicacional y a la contingencia que viven los adversarios del chavismo, es predecible que los ganadores de las elecciones del 25 de abril tendrán contendores en sus propios espacios políticos.
Una de ellas es la situación del partido Copei, organización que tiene un grave conflicto interno, producto del proceso interno realizado el 2 de mayo, donde resultó ganador Roberto Enríquez, quien expresó que su partido político no es una coctelera de siglas que se van a negociar.
Contrario a ello, Luis Ignacio Planas, actual presidente de la organización verde, desconoce esos resultados. Al igual que el propio representante de la comisión electoral, Sergio Urdaneta, quien ha dicho que la sala electoral del Tribunal Supremo de Justicia no tiene injerencia en ese proceso. Expresión que resulta ilegal, cuando fueron los propios “socialcristianos” quienes solicitaron ante el TSJ el reconocimiento de la data que sirvió para convocar las elecciones del 2 de mayo.
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