lunes, 18 de noviembre de 2019

Baltasar y Urosa mercaderes del templo


No deja de sorprender la forma como Venevisión sigue siendo una maquinaria de propaganda antirrevolucionaria. Utiliza lo informativo para convertir en elemento distorsionador el ejercicio pleno de las libertades democráticas de la mayoría del pueblo venezolano. Este viernes 15 de noviembre, en su noticiero, Venevisión colocó como información principal la posición de la Conferencia Episcopal Venezolana sobre la movilización de este sábado de la oposición en respetar sus derechos humanos.

A raíz de los sucesos de 2017, cuando la Ultra Derecha nacional con sus actos de vandalismo, conocido como Guarimbas, produjo la muerte de innumerables venezolanos, solo por ser o parecerse chavistas, Baltazar Porras ni Jorge Urosa Savino jamás abrieron su boca para condenar estos hechos. Más hoy, como calco exacto del llamado del Comando Sur, producto de los dictados del gobierno estadounidense, estos Iscariotes muestran su preocupación a lo que pueda pasarle a los escuálidos seguidores de Whitedog.

Ahora por qué esta preocupación de la cúpula política de la CEV. He aquí los hechos: Venezuela, desde la primera Constitución de 1811, declaraba que la religión Católica, Apostólica, Romana, es también la del Estado, y la única, y exclusiva de los habitantes de Venezuela. Sin embargo, con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 59, establece que el Estado garantizará la libertad de religión y de culto. Mientras que en el aspecto educativo, el padre y la madre tienen derecho a que sus hijos o hijas reciban la educación religiosa, que este de acuerdo a sus convicciones.

Por ello, la oligarquía eclesiástica venezolana, agrupados en la orden diocesana, quienes son preparados para administrar financiera y económicamente la iglesia, y menos para propagar el evangelio de Jesús, nuestro primer camarada, no le perdonan a Hugo Chávez y a la revolución bolivariana haberles arrebatado el control religioso del Estado, y, por consiguiente, el manejo de los miles de millones de bolívares que recibieron por más de 200 años.

La Conferencia Episcopal Venezolana, a través de la embajada de los Estados Unidos, presentó un informe al gobierno gringo, donde resalta un concordato firmado en 1964, entre el gobierno y la santa sede, donde se establecen las bases para los pagos que debe efectuar el gobierno a la iglesia católica por el sistema de educación religioso. Es decir sale a relucir la actitud mercantilista de la Conferencia Episcopal Venezuela.

En fin de cuenta, estos mercaderes del templo cargan este resentimiento que creyeron haber desaparecido con el Golpe de Estado de abril de 2002. Ellos utilizan el púlpito para cuestionar el modelo político de la República. Como lo hizo el Arzobispo de Caracas, Nicolás Coll y Pratt cuando bendijo a Boves para exterminar a la población venezolana. Es el mismo Coll y Pratt que el 26 de marzo de 1812, dijo que era bien merecido ese terremoto, por ser un castigo divino por atreverse los patriotas a oponerse al reino de España con sacrílegas ideas independentistas. Allí se hizo célebre las palabras de Bolívar: “Si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.

Estos mercaderes del templo del siglo XXI, como Baltazar Porras, Luis Ugalde, Jorge Urosa, Diego Padrón, José Virtuoso, entre otros, se constituyeron en un apéndice de la Coordinadora Democrática, para dar el Golpe de Estado de abril de 2002 contra el comandante Hugo Chávez; luego en Mesa de la Unidad Democrática para desconocer el triunfo de Nicolás Maduro, en abril de 2013 y ahora en Frente Amplio por una Venezuela Libre, solo con el fin de buscar la derogación de la Constitución Bolivariana con una intervención extranjera, para volver al Concordato de 1964 que les permita restituirle el invocativo que Venezuela es católica, apostólica y romana. Y así convertir los templos en grandes mercados del bachaquerismo religioso. Pero hoy sábado 16 de noviembre, la Venezuela Bolivariana y Revolucionaria, dará una respuesta contundente con la gran marcha por la Paz y en respaldo a nuestro hermano Evo Morales, víctima de la oligarquía boliviana, la misma que nuestro Libertador Simón Bolívar y el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre puso en su sitio para reivindicar al pueblo Aymara y Quechua de la opresión e ignominia.

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