Tal
como lo define el escritor José Ameliach, la palabra Cosiata proviene del
italiano e identifica el teatro de comedia sin ningún tipo de trascendencia.
Por lo tanto, no sorprende que este émulo de lo hecho por Páez y Santander en
1826, para acabar con la Gran Colombia, tenga un parecido con el Frente Amplio
por una Venezuela Libre.
Si, la
Cosiata ha resurgido de las cenizas de la mano de los mismos que el 11 y 12 de
abril de 2002 propulsaron un Golpe de Estado contra el comandante Hugo Chávez,
Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.
Esta
Cosiata del siglo XXI, no es más que la bufonada de una clase política que se
autodefine como sociedad civil que representa el Neoliberalismo de Santander, cuyo
patrocinador es Juan Manuel Santos, representante de esa oligarquía colombiana
que arrebató a Simón Bolívar el proyecto de la Gran Colombia, y que descansa en
el brazo del paramilitarismo del narcotraficante Alvaro Uribe Vélez.
Esta
burda comedia, montada en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela,
tiene como guión buscar rescatar el orden constitucional y la democracia del
país. Allí participa un elenco de una sociedad civil que tiene casi veinte años
caminando por las grandes avenidas del Este de Caracas, unos partidos políticos
que en cada evento electoral son derrotados por la revolución, unos ex chavistas que afloraron en su mediocridad ideológica,
una Iglesia Católica que ahora se pelea entre ellos mismos por el control de la
Conferencia Episcopal y unos movimientos sociales que solo mencionar a
Fedecámaras y la CTV, nos dejan llegar a la mente un Carmona Estanga, un Juan
Fernández y un Carlos Ortega anunciando un paro indefinido que aún anda por los
cementerios de Venezuela como un fantasma que pide agua bendita para descansar
en paz.
Han
manifestado que buscan alertar, incluyendo a Henri Falcón, sobre un nuevo
fraude del Consejo Nacional Electoral, para perpetuar al “dictador” Nicolás
Maduro, cuando allí mismo, en ese frente, están quienes coronaron a Pedro Carmona
como un reyezuelo que eliminó la Constitución de la República Bolivariana, por
la carta dictada por Rómulo Betancourt en 1961.
Pero,
lo más insólito de este Frente Amplio es que allí están Ramón Guillermo
Aveledo, quien acabó con el beisbol profesional en el 2002, el inquieto
Henrique Capriles, quien por cierto se sentó al lado de Henry Ramos Allup, a
quien calificó de tumor purulento, pero pudiéramos calificarlo de fibroma
presidencial, en vista que no cuajó su aspiración a la silla de Miraflores.
Este
nuevo grupo, porque de frente no tiene nada, al menos que la hayan bautizado
así en reconocimiento a Julio Borges, por continuar buscando por el mundo más
sanciones para Venezuela, es una nueva derrota anunciada por los resultados electorales
del 20 de mayo.
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