Míralo
pues, la sanción de Suiza a Venezuela, ha preñado de felicidad a Antonio
Ledezma. El conocido, también como Jobo Macho, ha dicho que “las sanciones como
las dictadas hoy en Suiza si ayudan a que Venezuela supere la catástrofe
humanitaria”. Ese Ledezma, es el mismo que en 1989 apoyó el Caracazo, con la
muerte de más de 6.000 venezolanos. Es el mismo Ledezma que en 1992, como
Gobernador de Caracas fue autor de la masacre del Retén de Catia, cuando manda
a asesinar a 200 presos. Es el mismo Ledezma que fue destituido como Gobernador
del Distrito Federal, cuando Carlos Andrés Pérez es defenestrado de la
presidencia de la República, por la extinta Corte Suprema de Justicia, por malversación
de fondos públicos y desfalco, para financiar la campaña electoral de
políticos extranjeros como Jaime Paz, en Bolivia, y Violeta Chamorro, en
Nicaragua y a la contrarrevolución de ese país. Es el mismo Ledezma que ordenó
los allanamientos a la Universidad Central de Venezuela, calificando a los
estudiantes de delincuentes por andar encapuchados.
Es
el mismo Antonio Ledezma que siendo alcalde del municipio Libertador, en 1995,
dirigió personalmente la repatriación de una gran cantidad de inmigrantes
indocumentados, por calificarlos de indeseables en las calles de Caracas. Es el
mismo Ledezma que ordenaba utilizar la ballena y gases lacrimógenos para
agredir a la tercera edad. Es el mismo Antonio Ledezma destituido por Primero
Justicia como alcalde metropolitano de Caracas, el 22 de noviembre de 2017.
Por
lo visto, todos esos hechos demuestran el talante democrático de Antonio
Ledezma. No importa. A Ledezma lo hace feliz la sanción de Suiza. Será que
aprovechó revisar las cuentas que tiene en la banca de ese país. Digo yo.
Suiza
como Panamá, son paraíso donde la inversión y la colocación de dinero están protegidas.
En el primer caso, es el paraíso bancario donde se protege la identidad de los
cuentadantes.
En
el caso de Panamá, la confidencialidad de las transacciones, libertad de
movimiento de capitales, tributación baja, todo en un entorno de estabilidad
política y económica tiene garantía plena de silencio financiero. Especialmente
con los Panamá Papers. Con razón el presidente de Panamá, Juan Carlos Valera,
ha dicho que no reconocerá las elecciones venezolanas del 20 de mayo, porque,
precisamente, algunos de los cabecillas de esa entelequia que se llama Frente
Amplio por una Venezuela Libre, tiene registrada una fundación en ese país. Se
trata de Julio Borges, presidente de una Fundación denominada Gaudeamus Igitur,
con un aporte inicial de10 mil dólares.
Volviendo
a Antonio Ledezma y su felicidad suiza, es quizás, porque allí se residenció en
1964 Rómulo Betancourt, luego de dejar la presidencia de Venezuela. Seguramente
el frío de los Alpes le ha impregnado un soplo de reencarnación betancoriana,
por aquello de ser presidente en el exilio, tal como fue exigido por el abogado
Carlos Ramírez López al Tribunal Supremo de Justicia, instalado en Nueva York y
auspiciado por Luis Almagro, ministro de Colonias del gobierno norteamericano
en la Organización de Estado Americanos.
Antonio
Ledezma, a lo mejor en su visita a Suiza se reunió con la gente de Nestlé, para
que busque una fórmula que cree un dulce de jobo macho. Sino pregúntele a Mitzy
Capriles, quien se ha hecho la suiza durante 25 años.
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