Pedro Pablo Kuczynski, un presidente corrupto e
inestable emocionalmente, ha dicho ante los medios de comunicación peruano que
no renunciará al cargo ante las insistentes pruebas de corrupción que lo
vinculan con la empresa constructora brasileña Odebrecht. Sin embargo, el “perrito
que mueve la cola al imperio”, como se definió ante sus simpatías con el
gobierno de Donald Trump, se autojuzga y se exculpa de cualquier nexo corrupto con
Odebrecht.
Lo que no se puede ocultar es la gordura, la tos y
el dinero mal habido, y PPK tiene allí un expediente que instruyó en diciembre
de 2016, la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía General de Perú, cuando fue
primer ministro del gobierno de otro corrupto como Alejandro Toledo. Los
propios medios indican que Kuczynski depositó en su cuenta personal 4 millones
de dólares, proveniente de pagos realizados desde TRG Allocational Offshore
LTD, en Gran Caimán.
Ahora, ante el pedido de Keiko Fujimori de que este nefasto
personaje de origen gringo-alemán renuncie a la presidencia de la República, no
es más que la ruptura de los Fujimori con Kuczynski, ante la decisión de la
Sala B de la Corte Penal del Perú de regresar a Alberto Fujimori a la cárcel,
por la masacre de Pativilca en 1992.
Ante la
inseguridad garantista del indulto que otorgó Pedro Pablo Kuczynski al “Samurai
del Terror”, para salvarse de la destitución el 22 de diciembre de 2017, al
negociar los votos de Fuerza Popular de Kenji Fujimori, quedará sin efecto.
Esto originará que el “agringado” presidente del Perú deba dimitir. Pero no, él
se amarra a la Casa de Pizarro, a pesar de tener un alto rechazo del pueblo
Inca (63% de peruanos considera que debe dejar el cargo y un 57% sostiene que
no terminará su mandato).
Este resultado, sobre la destitución de Pedro Pablo Kuczynski,
de producirse antes la Cumbre de Las Américas, convocada en el mes de abril de
este año en Perú, con el auspicio del Grupo de Lima, es una entelequia, creada
el 8 de agosto de 2017, para atacar a la República Bolivariana de Venezuela,
dejaría sin efecto la campaña que contra el presidente Nicolás Maduro han
generado los descalificados presidentes de Argentina, Brasil, Canadá, Chile,
Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú.
Para comenzar, Mauricio Macri cuenta con un 53% de
rechazo, aderezado con un canto que se escucha en Argentina que lo califica
como “Mauricio Macri la puta que te parió”. Michell Temer un dictador nacido de
un golpe parlamentario. Juan Manuel Santos con apenas un 12% de aceptación en
su gestión y pronto a irse de la presidencia de Colombia. Johnny Morales de
Guatemala, con un alto grado de corrupción. Sin mencionar a Juan Orlando
Hernández de Honduras, producto de un fraude electoral, avalado por los Estados
Unidos. Es la demostración que tienen miedo a que la espada de Bolívar, obsequiada
por la municipalidad de Lima, en 1825, después
de la victoria de Junín y Ayacucho, llegue a suelo peruano en manos del
presidente obrero Nicolás Maduro, auténtico heredero del Padre de la Patria.
Venezuela es soberana, independiente y
autodeterminante en sus principios de libertad, elementos que emanan de nuestra
Constitución y el Plan de la Patria. Bolívar libertó a Perú, todo lo contrario
a lo hecho por los expresidentes de esa nación del altiplano sudamericano,
quienes han caracterizado a ese país como un Estado fallido y forajido.
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