La
verdadera política es la que se transforma cada día, bajo el concepto de la
dialéctica, y no de falsos positivos que buscan crear zozobra y caos en el país
nacional. Por ello, las elecciones del 20 de mayo, donde se legitimó a Nicolás
Maduro como presidente de la República con 6.248.864 votos, que representa el
67,84%, el mandatario nacional ha reiterado,
una vez más, la convocatoria al diálogo con diferentes factores de la vida
nacional, bajo la bandera de la paz. Cuestión que algunos grupos de opinión y
fuerzas políticas no lo aceptan.
Revisando
los hechos que se originaron desde el 2013, desde la misma noche que ganó
Maduro, nadie puede negar que ha sido el único presidente que en toda la vida
republicana ha sido vilipendiado, asediado y, más aún, destituido por una
Asamblea Nacional que en su locura de crear un gobierno paralelo, se ha querido
constituir en un Poder Supraconstitucional.
Nicolás,
con la sindéresis del líder del socialismo del siglo XXI, bajo el legado del
Comandante Hugo Chávez, invoca los valores cristianos para buscar el reencuentro
entre los venezolanos, a pesar de la insistente guerra económica y mediática
que vive la República Bolivariana de Venezuela, con una plantilla de
comunicadores sociales, han constituido
el grupo los Perros de la Contracomunicación, bajo el financiamiento del
Departamento de Estado gringo.
Con
cuatro procesos comiciales, que se inició el 30 de julio de 2017, con la
elección de la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro se ha mostrado como un
político con carácter estratégico y muy hábil en la toma de decisiones, para amortiguar todos esos flancos que han
buscado socavar la republicanidad.
Por ello, todas esas acciones, como convocar a
la banca, medios de comunicación, partidos políticos, cuerpo diplomático,
grupos empresariales, tiene como objetivo nuclear y comprometer a los principales sectores de la vida nacional,
en la búsqueda de una agenda que contenga soluciones tangibles.
Escuchar
los planteamientos de la banca, no significa que vaya a aprobar todo lo que
pidieron. Haber dado la libertad al gringo, Joshua Holt, es un mensaje a Donald
Trump que por los canales diplomáticos se puede llegar a concertar un diálogo
directo. El presidente necesita romper el cordón umbilical que la Casa Blanca
tiene con la oposición. Ya con España ocurrió lo que tenía que ocurrir. El
Congreso de Diputados, destituyó a Mariano Rajoy, quien propició esos cercos
económicos y políticos, a solicitud de Antonio Ledezma y Julio Borges,
apátridas y parias que se han quedado sin la protección de ese perseguidor de
la democracia, como ocurrió con los líderes de Cataluña. Borges y Ledezma ya no
tendrán como guarida a España, ahora deberán buscar la protección de Macri,
Varela, Vizcarra, Piñera, Uribe, Santos
y Temer, para seguir siendo los proxenetas de la política, y chulearse a estos
miembros del Grupo de Lima, para mantener el ritmo de vida que llevan y sigan
difundiendo por el mundo las arrogancias antibolivarianas, como los ciudadanos
Kane que manipulan a las grandes corporaciones mediáticas.
Estamos
claros que el pueblo requiere respuestas inmediatas, pero eso se logra con
diálogo y paz, y no con los casquillos que algunos grupos pretenden inyectarle
a la gente para seguir generando lo que no han logrado hasta ahora: Un
estallido social. Tenemos un cerco mundial, el cual hay que implosionarlo,
atacando la burocracia, la corrupción, el bachaquerismo, y todas esas
debilidades que corroen una nación. Eso se logra con la experiencia que tiene
Nicolás como canciller, bajo su lema “El camino para el siglo XXI es la paz, la
libertad verdadera". Yo estoy con el presidente obrero y heredero del
legado del Comandante Eterno Hugo Chávez.
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