No sé
si ustedes recuerdan aquel famoso grito que lanzaba el narrador deportivo Andry
Osorio, en esos momentos históricos del baloncesto venezolano, cada vez que
Marinos de Anzoátegui anotaba canasta de tres y que hacía temblar la Caldera
del Diablo: Lalo, lalo, lalo, la locura. Ese mismo grito hay que aplicárselo a
la oposición venezolana, producto de una explosión de psicosis colectiva, con
el reparto de de 31.5 millones de euros que aprobó la Unión Europea, que
incluso ha conllevado a la destitución de Luis Florido, como presidente de la
Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional en desacato.
Las
protestas tuiteras no se hicieron esperar. Hasta el papá de Leopoldo López, el
ahora ciudadano español, Leopoldo López Gil pidió la dimisión de Florido,
incluso preguntando quién lo había designado. El mismo diputado respondió: Me
designó Leopoldo López. Por cierto entre los administradores de la remesa
euromonetaria, designado por Florido está Gustavo Marcano, ex alcalde de
Lechería.
Esa
epidemia crematística, ha conllevado a la fragmentación de la ya dividida
oposición, no por el hecho de enfrentar al gobierno revolucionario, sino por
quien maneja la $ayuda Humanitaria$, lo que evidencia que la migración de
venezolanos a otros países se ha convertido en un gran negocio. En cada cara
del venezolano que se encuentra en el exterior, ven la simbología de los
dólares y euros. Es como el robo que hacen del efectivo y los venden en
Colombia, hasta tres veces por encima de su valor nominal.
La
confederación de partidos de la oposición, conformada por una Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) que se convirtió en polvo cósmico, un Frente Amplio Venezuela
Libre, donde convergen los dirigentes sindicales y gremiales que activaron todo
tipo de protestas en los ámbitos de la salud, transporte, electricidad y
alimentación; el grupo de la dimisión de María Corina Machado y Antonio
Ledezma; la plataforma opositora de Falcón y compañía, la secta evangélica de
Javier Bertucci, el grupo geriátrico de Diego Arria, Blanca Marmól de León,
Luisa Marvelia Ortega y Pedro Burelli, quienes piden incesantemente al TSJ
chimbo la designación de un gobierno transitorio y Leocenis García, con el
acompañamiento de Timoteo Zambrano, tienen un fin común abrogarse la
administración de los recursos que Estados Unidos y la Unión Europea, han
aprobado para socorrer a los migrantes venezolanos, quienes en un arranque de
esa mitología sembrada por las corporaciones mediáticas, han abandonado su
familia, para vivir los peligros que tienen países, como Perú donde cada día agreden
y asesinan a los venezolanos, especialmente las mujeres.
Cuando
se estudie el comportamiento psicótico de estos políticos, es indudable que
Jorge Rodríguez Gómez tendrá la responsabilidad de escribir varios volúmenes
sobre esta especie humana que en todos los años de República, le han hecho un
ngran daño a Venezuela.
Por
cierto, me faltó nombrar otra diáspora, conformada por gerontos periodistas que
viven plácidamente en Estados Unidos, Panamá y España, se inmiscuyen en la política interna de
España, Nicaragua y Bolivia. Rafael Poleo, Nitú Pérez Osuna, Nelson Bocaranda, Marianella
Salazar, Ibéyise Pacheco, José Ovidio Rodríguez (A) Napoleón Bravo, Patricia
Poleo y Leopoldo Castillo, entre otros, son los que pretenden dictar cátedra de
ética periodística. Sin olvidar al General Carlos Peñaloza y al padre Palmar.
Dios nos libre
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