Para los que no viven en Venezuela, como es el caso
de los apátridas que conforman el fantasmagórico Tribunal Supremo de Justicia
en el exilio, es fácil facultar a Juan Whitedog para solicitar la conformación de una
coalición militar internacional para intervenir el suelo de la Patria, a costa
de lo que sea.
El español Miguel Ángel Martín, presidente de ese
adefesio tribunalicio, ha dicho que la presencia de una fuerza militar es para
garantizar la paz para salvar vidas, argumento contradictorio cuando
precisamente en las incursiones bélicas provocadas por el Imperio
norteamericano y sus aliados ha sido someter a los ciudadanos bajo las armas.
Lo más increíble es que en Washington, estos traidores
de la Patria, emitieron un dictamen autorizando a Guaidó y a la Asamblea
Nacional para solicitar a los países miembros de la Comunidad Internacional la
apertura de un canal internacional para que esa
coalición militar ingrese a la Patria sagrada de Bolívar.
“Nosotros como poder judicial lo estamos autorizando
pero al mismo tiempo estamos instando al
presidente encargado que pida esa ayuda”, dijo Martín ante medios
internacionales, invocando a las Naciones Unidas, organismo que recientemente
rechazó la propuesta de Estados Unidos de reconocer a este cachorro del
Imperio, sigui de Leopoldo López, personaje que realmente está detrás de ese
escenario para alzarse con la presidencia de la República.
Permitiremos las y los venezolanos esta cobarde
acción de esos abogados que ponen por encima su apetencia personal por encima
del destino de Venezuela. Lo que si es claro es que de llegar a consumarse esta
amenaza, sobre la cabeza de Whitedog y su familia la maldición de Dios estará
presente por más de mil años, por llamar a la muerte y desolación en la tierra
de El Libertador Simón Bolívar.
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