Como un juego de barajitas, el
gobierno de los Estados Unidos se ha empeñado en descalificar a aquellos que
enfrenten su política internacional. Desde el momento mismo que el ex
presidente “premio Nobel” Barack Husseim
Obama declarara a Venezuela como una amenaza a la seguridad de los Estados
Unidos, en abril de 2015, ha arreciado una campaña de desprestigio, producto
del lobby ejercido por quienes se han convertido en agentes de los Estados
Unidos en territorio venezolano.
La campaña desatada, ahora, contra
Tareck Al Assaimi, de asociarlo con el narcotráfico, pudiera ser producto de un
ensayo mediático. Por qué no se dijo antes de ser Vicepresidente de la
República. Solo hay una razón seguir la descalificación del proceso
revolucionario.
De alguna manera, la industria
corporativa de las comunicaciones de los “United States” debe tender una madeja
de intrigas contra el gobierno del presidente obrero Nicolás Maduro. En el caso
de Al Assaimi, si hacemos un seguimiento a la información datada en
Norteamérica, y replicada por los medios privados y portales web venezolanos,
el origen de la “noticia” es de Bloomberg, propiedad de Michael Bloomberg, ex
alcalde de Nueva York.
Si vamos más allá, y como dato
importante Mister Bloomberg, es socio en esta empresa de noticias de Merril Lynch,
la misma que constantemente emite informes contra Venezuela, declarándola como
país riesgo. Por allí se ve la costura de quienes publicaron la vinculación de
Tareck Al Assaimi con el narcotráfico, los mismos que buscan una salida
violenta en Venezuela, con el apoyo mediático de Nelson Bocaranda y socios.